¿Alguna vez te has parado a pensar la cantidad de agua que gastas al cabo del día? Pues toda el agua que ves y la que no, constituye tu huella hídrica y tú puedes hacer mucho para reducirla.
Cada persona utiliza una gran cantidad de agua al cabo del día: para beber, para cocinar, para asearse…; pero, además también existe una gran cantidad de agua que se utiliza para producir los bienes y servicios que consumimos cada día. Comprar unos pantalones, salir a cenar a un restaurante o tomar clases de tenis, también lleva aparejado un consumo de agua; ¿lo sabías? Pues bien, todo ese consumo, directo e indirecto, constituye nuestra huella hídrica. Es hora de que dejes de fijarte sólo en la factura del agua, este consumo tan solo representa en torno a un 5% del total de tu consumo.
El concepto
El concepto de Huella Hídrica (HH) nació en el año 2002 gracias al profesor Arjen Hoekstra, de la Universidad de Twente (Holanda) y de una manera más exacta se define como el volumen total de agua dulce utilizada para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o comunidad, o productos por la empresa. Se trata de un indicador de uso de agua por parte tanto del consumidor como del productor.
Esta huella nos ayuda a entender con qué finalidad el agua está siendo consumida o contaminada, y por tanto es muy útil para una adecuada toma de decisiones en el manejo de los recursos hídricos. Esto nos va a permitir gestionar adecuadamente los procesos.
Curiosidades
Por ejemplo, ¿sabías que…?
- Se necesitan 140 litros de agua para producir la taza café que bebes cada día
- Se gastan 3 920 litros de agua en producir 1 kg de pollo
- 2000 litros de agua para producir 1 kg de papel
- 2700 litros de agua para fabricar una camiseta de algodón
¿Qué sucede?
Afortunadamente el agua es un bien natural, gratuito y abundante a nivel mundial, sin embargo, este recurso está disminuyendo cada vez más en algunas regiones debido a muchos factores: cambio climático, aumento de la población, etc. Por tanto, en el futuro se presentan grandes retos para garantizar la cantidad de agua necesaria para una población que sigue creciendo y haciendo que la huella hídrica siga creciendo. No cabe duda de que se trata de un asunto global, cuya solución sin embargo puede hacerse de manera individual. Existen organismos y empresas que promueven el concepto de la huella hídrica como el Centro Tecnológico del Agua (Cetaqua), para conseguir un consumo más sostenible de este recurso.
Concretamente España, es una de las zonas donde más se tendrá que reducir la huella hídrica, actualmente se encuentra en 6700 litros por habitante y día, ya que es un país árido y el sector agrario representa el 80% del uso total de agua.
Tipos de huella
Huella hídrica azul: se refiere al consumo de los recursos hídricos azules, es decir, agua dulce ya sea superficial o subterránea, en toda la cadena de producción de un producto.
Huella hídrica verde: es el consumo de agua verde, agua de lluvia que se utiliza en productos agrícolas
Huella hídrica gris: se refiere a la contaminación, y define la cantidad de agua dulce necesaria para asimilar una carga de contaminantes dadas las concentraciones naturales y estándares ambientales de calidad de agua.
¡Reduce tu huella!
Gracias a la huella hídrica sabemos que los productos manufacturados requieren más agua que los naturales, las dietas ricas en carnes suponen una huella hídrica mucho mayor que las dietas vegetarianas, o que el consumo de cualquier bien o servicio está estrechamente relacionado con el gasto de agua. «De nada sirve ahorrar agua en el hogar si luego se mantienen hábitos de consumo insostenibles a otros niveles», señala el director del Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR)
En este sentido la empresa extremeña SACONSA, con proyección nacional e internacional y más de 30 años de experiencia, lleva a cabo numerosos estudios para medir su huella hídrica y contribuir hacia un consumo de agua más racional. Desde este año forma parte de la plataforma EsAgua cuyo objetivo es posicionar a las empresas españolas como referentes en huella hídrica y en el ámbito de la sostenibilidad.
Y ahora piensa, ¿merece o no la pena reducir nuestra huella?