Hoy en día nadie vive ajeno a una realidad: todos los sectores sin excepción se han visto afectados en mayor o menor medida como consecuencia de la gran crisis que hemos vivido y de la que aún hoy en día intentamos salir. La ciencia y la investigación no ha sido una excepción y se ha visto fuertemente afectada. A pesar de los recortes y de las continuas quejas de la comunidad científica ante la insuficiencia de leyes eficaces, España ha alcanzado en los últimos años una alta posición en los rankings científicos nacionales (9º con el 2,5 % de las publicaciones).
La escasa inversión en I+D por parte de las empresas privadas, ha sido uno de los problemas del sistema español de ciencia y tecnología. Se trata de un sector que siempre ha dependido fuertemente de las inversiones públicas. Sin embargo, como consecuencia de la crisis, que provocó la salida de una gran cantidad de empresas al exterior, y ante la necesidad de competir en un mercado globalizado en los últimos años; se ha producido un aumento de la inversión privada en la investigación.
Actualidad en España
El pasado mes de diciembre, el Consejo de Ministros aprobaba el Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación que reúne las políticas de investigación para los próximos cuatro años, 2017-2020; y que busca reforzar y mejorar tanto las actividades como instrumentos de I+D+i. En su elaboración se ha contado con los centros públicos de investigación, universidades, centros tecnológicos, asociaciones empresariales, plataformas tecnológicas y expertos de la comunidad científica, técnica y empresarial. Este Plan está formado por cuatro programas: promoción del talento y empleabilidad, generación de conocimiento y fortalecimiento del sistema, liderazgo empresarial en I+D+i e investigación e innovación. Entre las principales novedades de este Plan relacionadas con el ámbito empresarial se encuentran la incorporación de la Acción Estratégica en Industria Conectada 4.0 cuyo objetivo será potenciar la transformación digital de la industria española. Además de esto, se ha incrementado el tramo no reembolsable de las ayudas públicas destinadas a la financiación de proyectos de I+D+i liderados por empresas.
La investigación en cifras
En el año 2016 el gasto en I+D aumentaba por segundo año consecutivo, sin embargo, el peso de la ciencia disminuyó como consecuencia del incremento de la economía española, se situó en un 1,19% del PIB, lejos del 2% que se marcó como objetivo en 2020. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, INE, desvelan que la inversión privada en innovación ha conseguido alcanzar los datos que tenía hace diez años, antes de la crisis económica.
En 2016 se gastaron 13.260 millones de euros en I+D, 88 millones más que en el ejercicio precedente y aunque el sector privado aumentó un 3% su inversión en I+D, España forma parte del pequeño grupo de países de la UE donde todavía no se han restablecido los niveles de I+D previos a la gran recesión. España ha perdido a un 9% de sus investigadores en cinco años, concretamente 12.261 investigadores menos, lo que supone un retroceso a los niveles del año 2007. Así lo reconoce el Informe Nacional RIO 2016, publicado por el Observatorio de Investigación e Innovación de la Comisión Europea.
Por otra parte, hay que decir que España está entre los 10 países que más contenidos científicos publica, según la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el Observatorio Español de I+D+i (ICONO), siendo referentes mundiales en sectores como la investigación médica, ingeniería y bioquímica, genética y biología molecular.
En 2016 se gastaron 13.260 millones de euros en I+D, 88 millones más que en el ejercicio precedente
La innovación en la empresa
Actualmente la innovación se ha convertido casi en una necesidad en el mundo empresarial y un nuevo activo en las compañías. Hoy los investigadores llaman a la puerta de las empresas privadas para que financien las investigaciones que el sector público no puede hacer. Por ello, cada vez más sectores se dedican a la caza de talentos con el objetivo de ir por delante en cuanto a las necesidades de la sociedad y cuentan con sus propios departamentos de investigación y desarrollo, algo que proporciona a las empresas múltiples ventajas como la indudable mejora de sus servicios, la mejora de la productividad y eficiencia, etc. En este sentido, SACONSA por ejemplo cuenta con un departamento propio de ingeniería de diseño.
Dos tercios de la inversión total debe provenir de las empresas. Este es el baremo que la UE ha establecido para hablar de un sistema de I+D+i saludable. En países como Japón, EEUU, Corea del Sur o Alemania la aportación privada alcanza una cifra superior al 65% e incluso cerca del 80% en algunos casos. En España se sitúa en un 53%
#EllasSonCSIC
El Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, ha puesto en marcha una campaña cuyo objetivo es visibilizar a las mujeres que hacen ciencia. Desde el pasado mes de enero se están difundiendo en redes sociales imágenes de estas mujeres que trabajan en el CSIC en distintas áreas, desde un laboratorio a una biblioteca o administración; con el objetivo de que la ciencia llegue a la sociedad. «Estamos intentando mostrar a la sociedad cómo las mujeres participamos en el día a día del CSIC en todos los estamentos, de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba. Y que es un potencial importante porque las mujeres representamos el 50% del CSIC», explicaba Rosa Méndez, presidenta de esta institución y primera mujer en ostentar este cargo; recientemente en los medios.
Falta de vocaciones científicas
En España el 44,2% de los estudiantes de entre 16 y 20 años
afirman que harán carreras de ciencias sociales y jurídicas,
un 16,77% prefiere estudios relacionados con la ingeniería y la arquitectura,
el 23,9% carreras de salud, pero sólo un 10,5% elegirá los grados relacionados con las ciencias
Se estima que en el año 2020 crecerá la demanda de perfiles relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería, el arte y las matemáticas, conocidos como STEAM; crecerán un 14% en Europa y un 10% en España. Sin embargo, se está produciendo una disminución de matrículas relacionadas con estas disciplinas, concretamente en Europa ha disminuido un 25% y en España un 40%. Se trata de un sin sentido y una contradicción cuando las titulaciones tecnológicas y de ingeniería son desde hace tiempo, las que mejor inserción laboral tiene y cuyas notas de corte son de las más bajas, en torno a un 6.
Estos datos resultan más alarmantes si hacemos una comparación por sexos. Aunque en nuestro país, las mujeres representan la mitad de las matrículas universitarias, su presencia en las áreas científico-tecnológicas no supera el 25-30%, porcentaje con una tendencia a la baja. Solo un 7% de las chicas de quince años quiere dedicarse a profesiones técnicas. Esta cifra se triplica en el caso de los chicos. Según distintos estudios realizados hasta el momento estos datos se deben a la cantidad de estereotipos sociales que aún hoy en día siguen existiendo y que determinan la actitud de las chicas ante estas materias.
En España el 44,2% de los estudiantes de entre 16 y 20 años afirman que harán carreras de ciencias sociales y jurídicas, un 16,77% prefiere estudios relacionados con la ingeniería y la arquitectura, el 23,9% carreras de salud, pero sólo un 10,5% elegirá los grados relacionados con las ciencias. El porcentaje se completa con el 4,8% de los alumnos que elige artes y humanidades como salida laboral. Afortunadamente cada vez hay más instituciones concienciadas con esta realidad que intentan contribuir y trabajar esta falta de vocaciones científicas. Es el caso de la Universidad de Extremadura que trabaja con más de 20 localidades extremeñas esta problemática a través de su Escuela Municipal de Jóvenes Científicos. Sin duda un gran ejemplo a seguir y una fuente de inspiración.